sábado, 3 de julio de 2010

Lluvia sobre Cazo





La tarde se cierra en Cazo, cae una fina lluvia; una enorme nube cubre todo el valle; la calle principal está solitaria; se acerca la hora del partido de España en el Mundial, cruza un perro por la calle. De vuelta me encuentro a unos visitantes inesperados, un ejercito de babosas, que en esta zona se las conocen como llimaces, grandes con un negro brillante en la piel, y una linea rojiza en la panza. Salen del follaje en la misma dirección, como si fueran a refugiarse de la llovizna. Tengo prisa, quiero ver el fútbol.

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